lunes, 14 de mayo de 2007

Objeto-puente

Hoy voy a hablaros del objeto-puente, el más real de los entes, que transita entre el sueño y la vigilia sin modificarse. Este, como todos los grandes descubrimientos, se debió a una mezcla de casualidad y celo científico, condiciones que juntas realizan maravillas, aunque escasas.
Ocurrió que un experimentador, por lo demás escéptico, soñó que pintaba de verde la cola de su perro. Al día siguiente, mientras desayunaba, vio pasar a su perro por la ventana y dejó caer al suelo la tostada con mantequilla que sostenía en la mano izquierda, no así la taza de café que sostenía con la derecha y que fue depositada lenta, delicadamente sobre la mesa. El perro, como imaginaís, tenía la cola pintada de verde.
Este hecho curioso llevó a muchos investigadores a realizar experimentos similares, los cuales fracasaron tristemente, aunque se demostró provisionalmente que no hay nada en el perro que lo convierta en objeto-puente, pues la mayoría de los perros no lo son. Sin embargo, en esta búsqueda, se presentó un hecho curioso. El experimentador pintó cuidadosamente de rosado la oreja de su perro durante un largo sueño, pero no pudo evitar que le temblara la mano al dar unos retoques, y unas gotas de pintura cayeron en el suelo del estacionamiento. Cuál no sería su decepción y su alegría cuando al día siguiente, al despertar, encontró a su perro con la oreja impintada y notó que en el suelo del estacionamiento, ya secas, se encontraban las gotas de pintura soñadas. No cabía duda sobre el significado de este hecho: el piso del estacionamiento era su objeto-puente (aunque luego se comprobó que no lo era en su totalidad sino sólo una baldosa).
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre sospeché que algo así existía, ahora ando un poco preocupado por las cosas que me rodean